8 de marzo: Día Internacional de la Mujer
04 March 2021
Montevideo, 8 de marzo de 2021. Con motivo del Día Internacional de la Mujer, desde Naciones Unidas en Uruguay convocamos a renovar y fortalecer el compromiso de toda la sociedad a trabajar en favor de los derechos de las mujeres y la igualdad de género.
Este 8 de marzo, las agencias de Naciones Unidas queremos una vez más reconocer los logros de las mujeres en el mundo, pero sobre todo resaltar el camino que aún resta por recorrer para lograr la igualdad sustantiva entre hombres y mujeres.
El tema prioritario de la 65ª sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer que se celebra en marzo 2021 se refiere a “La participación de las mujeres y la adopción de decisiones de forma plena y efectiva en la vida pública”. Para ello el Secretario General de la ONU elaboró un exhaustivo informe[1] que da cuenta de que el cambio a nivel global ha sido gradual y que las mujeres siguen estando actualmente subrepresentadas en la vida pública y la toma de decisiones.
Uruguay ha recibido observaciones y recomendaciones por parte del Comité para la eliminación de la Discriminación contra la Mujer (CEDAW/Naciones Unidas) respecto a la baja representación de las mujeres en el ámbito público y político y la escasez de medidas para garantizar la participación plena de las mujeres en la toma de decisiones. Además, vale destacar que la participación de las mujeres en los cargos de decisión se ha tornado uno de los indicadores más relevantes de la Agenda 2030. En Uruguay, según el informe de la Oficina Nacional del Servicio Civil, el 80% de los cargos de decisión en la administración central son ocupados por hombres. Se reconoce globalmente que la participación plena e igualitaria de las mujeres es esencial para lograr la igualdad entre los géneros e impulsar el progreso hacia el desarrollo sostenible.
Por otra parte, es imposible no hacer referencia a la pandemia del COVID-19 que ha creado un escenario de crisis multidimensional que está agudizando las brechas preexistentes que ya afectaban a las mujeres en relación con las tareas de cuidado y a su autonomía económica, especialmente aquellas en situaciones de mayor vulnerabilidad.
En los hogares de menor nivel educativo, las mujeres destinaban 7,4 horas diarias al trabajo no remunerado previo a la pandemia, mientras que los hombres 4,1 horas; con la pandemia la evidencia recogida en Uruguay muestra que estas cifras se incrementaron a 8,4 horas para esas mujeres mientras que para esos hombres permanecieron en 4 horas diarias.
También ha quedado en evidencia que en muchos casos no es posible sostener el empleo o la búsqueda de empleo con las escuelas o centros de cuidados cerrados, lo cual hizo que la tasa de participación de las mujeres en el mercado laboral retrocediera a cifras registradas hace una década atrás en la región; y, por el otro, porque se ha registrado un empobrecimiento de las mujeres a causa de su inserción en sectores informales o de servicios como el turismo y el comercio que fueron severamente afectados por la crisis, lo que afecta además directamente la seguridad de las mujeres al elevar los riesgos de sufrir la trata de personas y la explotación en todas sus formas.
A su vez, son las mujeres las que trabajan mayoritariamente en la atención de salud, con un promedio regional del 76% de empleo femenino, por lo que se encuentran expuestas a un riesgo mayor en la primera línea de batalla contra el virus. Por último, el aislamiento y el confinamiento han agravado la violencia contra las mujeres y niñas que ya caracterizaba a la región de América Latina y el Caribe, con dificultades de acceso a la justicia especialmente en contexto de grupos diferenciados. Alcanzar la igualdad de género constituye parte integral de cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible y esta crisis ha generado un retroceso importante.
Por eso, desde ONU Uruguay convocamos a la sociedad civil, al gobierno, a la academia y a las empresas privadas a abogar por que la agenda regional de género construida a lo largo de estos años no quede relegada, sino que, en épocas de crisis como ésta, los esfuerzos se multipliquen para no profundizar las brechas preexistentes.
Necesitamos reconstruir con enfoque de género. Necesitamos transitar hacia un nuevo estilo de desarrollo basado en la igualdad de género y la sostenibilidad. ¡Necesitamos un mundo mejor para niñas y mujeres!